Abrazos subestimados.

Habiendo aprendido muchos valores positivos, también existe una línea abismal la cual no se ha querido traspasar. Esa línea va mucho más allá de los buenos modales y formalidades. En la otra parte del abismo está el acercamiento. Como los abrazos.

Vivimos atados de pies y manos.

Nos han enseñado que la mejor forma de saludar es un estrechamiento de manos, donde no estás ni muy lejos para parecer desinteresado, ni muy cerca para invadir el espacio del otro. Pero, ¿De verdad con un apretón de manos transmitimos todo lo que queremos decir? ¿ Es mejor dar la mano que sentirnos envueltos por los brazos y el olor de la otra persona?
Manejados como marionetas nos dejamos sucumbir por los estereotipos de la sociedad. Abriendo más los ojos y viendo más allá de las cuatro paredes podemos observar que hay placeres de los que nos privamos nosotros mismos.

Para una cosa que es gratis...¿Porque obviarla? Aprovechémonos de ella.

Demostremos a la otra persona que te alegras de verla con un eufórico abrazo. Un abrazo que diga "¡Cómo te echaba de menos!".
Y despidámonos de la misma manera, ¿Porque no?, no sabemos cuanto tiempo va a pasar hasta volver a verla.

Se dice que necesitamos cuatro abrazos al día para sobrevivir, ocho abrazos al día para mantenernos y doce para crecer.
No dejemos de hacerlo.
Abracemos.

Un simple abrazo puede cambiar el día a cualquiera. Este simple gesto hace aparecer miles de sonrisas y deja caer las malas vibraciones como caen las hojas de los árboles en otoño.